lunes, 6 de junio de 2011

Cosas del día a día - Jose L. Aragon

Hoy debe ser ya lunes. Una noche mas del final de una tarde llena de noticias, Siempre las mismas. De nuevo plazas llenas de gente, peticiones de derechos, comentarios jocosos sobre la libertad y el hombre. Disputas y lagrimas sobre lo que no es y vive en nosotros.


Cada día sentimos todo como parte de algo que nos cuenta el telediario, las noticias, o a veces, miramos fugazmente en internet. Pero cada día vivimos esos hechos. Trabajamos. Nos damos cuenta de cuanto a cambiado nuestra vida. No solo la nuestra, también la del vecino. Épocas de vacas flacas como dice el refranero. O época de pagar los platos rotos que no hemos sido capaz de limpiar o guardar adecuadamente. Muchos se preguntan porque. ¿ Porque nadie hace nada para resolverlo ?. Yo me pregunto ¿que he hecho para llegar aquí ?.


Si miramos en nuestro interior deberíamos analizar nuestro porque. Es complejo. Mi edad no me da derecho a juzgar los hechos de los demás, solo los míos. Los jóvenes han vivido siempre así, los viejos, no se amedrentan, lo han pasado peor. Nosotros no hemos sabido llevar con buen rumbo los beneficios de la vida. Todos lo estamos pagando. Mas cara sera aun la factura en los próximos tiempos.
Quizás mi opinión no importe a nadie, pero si me importa a mi.


Recuerdo de niño que decían: El gigante chino despertara. Dentro de unos años 1.000 millones de personas se pondrán de acuerdo y el rumbo del mundo cambiara. Solo unos años después son 500 millones mas, y no todos están en el camino, pero han cambiado el ritmo del mundo.
Algo que es meramente económico, ha cambiado nuestras vidas.
Que bien hemos vivido durante años.
Nuestros abuelos vivieron guerras. Murieron por la lucha del ansia de libertad. Unos fuera, dictaduras preliminares, otros, cerca, luchas innecesarias por poderes ocultos. En el fondo de todas ellas, lo único que a movido a las personas a través de los tiempos: el ansia de poder y el dinero.
Siempre ha dado igual la forma de pensar, desde Papas a Reyes, desde oriente a occidente, religiones basadas en dioses, palabras basadas en el oscurantismo de la incultura. Los hombres predominantes abusando de las hordas de la incultura mientras sus espaldas se cubrían con la lejanía del miedo a la verdad.
En el fondo solo es la realidad de la vida.


Nuestros padres nacieron coartados de libertad, al menos algunos. Otros vivan con plenitud de derechos. Cruces de culturas naturales de predominios sociales.
Lucharon a su manera por darnos un juego limpio, consiguieron unas reglas éticas y morales y un funcionamiento acorde a lo que podemos llamar natural.
Otra generación, la mía, ha madurado con esos incipientes estadios de creatividad, alegría y libertad. Daba igual todo, teníamos una bonanza económica que nos permitía cómodamente avanzar.
Nada es perfecto, no todo el mundo estaba al mismo nivel, pero la gran mayoría de las familias podían tener televisión en el dormitorio, lavadora en el hogar y coches que recorrían autopistas a velocidades impensables para nuestros abuelos.
Ellos, que fregaban con agua inservible, que sus mujeres lavaban rompiendo el hielo de las fuentes de los pueblos, llegan a nosotros, viendo como la queja cotidiana es que nos va a quedar ahora que ya no estamos con nuestros hijos cerca.


Que ha pasado cuando los caminos era propicios a vivir.
Somos egoístas, hemos desaprovechado la oportunidad de hacerlo bien. Egoísmos económicos propios nos ha llevado a consumir el desarrollo del exterior. Porque no aprovecharse de esas maravillas mientras compramos hogares en lujosas mansiones a costa de enriquecer al resto y fabricar a cualquier precio.
Había de todo, para todos.
Hoy todo ha llegado al fin. Los derroches propios nos llevan a no tener nada para nosotros. Economías que se sostienen en el consumo, en los servicios, en la falta de igualdad.
Mientras, aquellos en los que depositamos las riendas de las normas han roto los modales y la educación. Se aferran como la historia misma al poder y al dinero. Y ahora, el dinero manda aun mas que nunca. Nosotros les hemos permitido ello. Nadie mas.
Sus gestores se han dedicado a sacar oro de piedras vacías que poníamos a su disposición. Hasta que nos hemos dado cuenta que realmente estaban vacías.
Multinacionales, política, economía, religiones, fundamentalismos de todo tipo. Esa es nuestra actualidad, nuestra realidad.
O no¿



Nuestra realidad es ir a trabajar algunos, privilegiados a sabiendas de que mañana puede ser que ya no exista. Porque el que no tiene ni esa realidad sabe que incluso el mañana sera bastante peor.
Desgracias de vida juvenil que no encuentran un destino porque no hemos sabido hacerlo. Generaciones preparadas de miedos a la vida. Protegidas por los brazos de la irrealidad y fantasía. Móviles que conectan virtualmente vidas vacías que no saben donde elegir.
Todo se pone en tela de juicio.
Economía, sociedad, maneras políticas. Refundaciones, revoluciones. Soluciones a algo que aun no nos hemos dado cuenta: Todo desde hace ya algún tiempo es diferente.

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